El Tagoro
[098] El Tagoro (topónimo en uso). Var.: El Tagoro de Niasa.
Nombre de lugar que identifica una elevación en el pago de Malpaís, municipio de Candelaria [X: 363729 / Y: 3136449 / Z: 231].
Se trata grosso modo de una moderada elevación, bajo el recurrente calificativo de morra -término orográfico extendido en la comarca del valle de Güímar- que se halla situada en la cabecera del núcleo demográfico de Malpaís. Localizada aproximadamente a unos 240 metros de elevación sobre el nivel del mar, se halla ampliamente transformada en superficie para aprovechamientos agrícolas, destacando dos variables del contexto que la definen per se: por un lado, el amplio campo visual que contiene con respecto al entorno que le rodea, preferentemente a naciente, donde toma una amplia perspectiva del conjunto de medianías, además de parte de la línea de costa y, por otro lado, la importante vía arterial que atraviesa el área, configurado como el principal medio de comunicación que, superando la cima de la cordillera central, conectaba los puntos distantes de Candelaria y el denominado valle de La Orotava en el pasado.
Desde el plano de la tradición oral recogemos el principal criterio para definir este punto del territorio: El Tagoro. Bajo esta designación se infiere además su inclusión en las fuentes escritas durante las primeras décadas del siglo veinte: Tagoro (AT-1935) y Tágoro (AT-1935).
Como se hará de ver en otras entradas relacionadas (ver [065] El Tagoro (de Jéñica), [044] El Tagoro de la Alegría, [012] El Tagoro) se trata de un término genérico, bastante recurrente en la toponimia de origen guanche de la isla de Tenerife. El investigador chasnero Juan Bethencourt Alfonso apunta lo que sigue acerca de este término en su particular inventario de guanchismos recogidos y anotados entre finales del siglo diecinueve y principios del siglo veinte:
«Tagoro de Niasa, por la región de este nombre, por Candelaria»
Tagoro de Niasa o «Tagoro del Negro» por dicha región (Cfr. JBA 1994:112)
Tagoro de Niasa. Juan Bethencourt Alfonso: Historia del Pueblo Guanche. Manuscrito original de la Biblioteca de la ULL
Tagoro de Niasa. Juan Bethencourt Alfonso: Historia del Pueblo Guanche. Manuscrito original de la Biblioteca de la ULL
Considerando la reiteración del término arriba anotada, la adición del calificativo de lugar de Niasa (ver entrada relacionada [076] Niasa) y del Negro se debe suponer, a priori, tomando en cuenta el contexto en el que se adscribe. A este respecto cabe considerar esta conexión a partir de los términos consignados a la par de El Tagoro y Niasa en una etapa tan tardía como la centuria del seiscientos, a los efectos de una confirmación de transacción de propiedades en la zona de Malpaís, realizada por los candelarieros Lázaro Vizcaíno y Agueda Sánchez en la persona de su sobrino de igual nombre Lázaro Vizcaíno:
«[...] en dicho lugar de Candelaria donde disen el Tagoro y Niasa» (EMV-1685)
«quatro fanegadas y media de medida de cordel de dichas tierras del Tagoro y Nisasa que estan en dicho lugar de Candelaria [...] [linda] Camino Real que biene de la villa de la Orotava a dicho lugar de Candelaria» (EMV-1685)
Esta conjunción por proximidad y contexto se reitera además en esta otra entrada señalada por el propio investigador chasnero:
«Niasa, región en Candelaria, Tagoro de ídem, donde quedan restos de él sobre una morra»
Niasa. Juan Bethencourt Alfonso: Historia del Pueblo Guanche. Manuscrito original de la Biblioteca de la ULL
Más complejo, sin embargo, se antoja abordar esta otra variante aportada por el mismo investigador para este enclave: El Tagoro del Negro. La misma tiene refrendo en una nota consignada en el año de 1830, a partir de un expediente de confirmación de propiedades en el matrimonio formado por María Antonia y Francisco Otazo y Barrios, vecinos ambos de Candelaria:
«[...] una suerte que posee en donde dicen el Tagoro del Negro las cuales heredaron de sus antepasados [...]» (JQP-1830)
Término compuesto El Tagoro del Negro que posiblemente cabe admitir como asociación con el topónimo también de Malpaís denominado El Negrito o cabe que calificativo ya de mote o ya de origen particular en su configuración.
En cualquiera de los casos, la referencia del enclave viene precedida, además, por la sugerente noción que incluye el citado Juan Bethencourt Alfonso al abordar el análisis del propio término El Tagoro de Niasa. El investigador chasnero reporta in situ, subrayamos esto, una sugerente descripción de la construcción en piedra seca que se hallaba en la referida Morra del Tagoro de Niasa, de donde de acuerdo a su descripción deriva el citado nombre de lugar:
«Tagoro [subrayado]. Se encuentra en Niasa [subrayado], en Candelaria, hasta hace poco tiempo sobre una morra. Era [tachado: de forma redonda] redonda, formando el círculo por una pared doble de piedra seca y como de 1 metro 25 centímetros de alto. Junto a las paredes en el interior se hallaban arrimadas grandes piedras que indudablemente sirvieron de asiento, tenía un sola puerta de entrada, como un corral»
Tagoro. Juan Bethencourt Alfonso: Historia del Pueblo Guanche. Manuscrito original de la Biblioteca de la ULL
A este respecto nos parece bastante sugerente considerar la posibilidad que El Tagoro de Niasa o El Tagoro del Negro fuera, como efectivamente afirma el investigador sureño, sede y residencia de una antigua construcción ligada a las antiguas instituciones guanches de gestión y administración del territorio. En este sentido nos remitimos a los posibles paralelismos entre la citada voz genérica El Tagoro y términos propios de las actuales hablas bereberes. Tomando en cuenta el valor que subayace del término y sus derivados en la etnohistoria de Tenerife, en tanto que construcción de piedras destinada a abrigo, aprisco o asamblea (goro, tagora, tagoro, tagoror) sugerimos que, en la misma línea que han apuntado algunos especialistas en la materia, se contraste con las siguientes palabras presente en algunas hablas del continente: agrur y tagrurt, nociones que, basicamente, remiten, entre otras cuestiones, a lo que sigue: cercado de piedras o nicho de piedras, es decir muro de piedras que rodea algo y que sirve para dividirlo o protegerlo; con aplicación a diversas utilidades: a modo de patio recibidor de una vivienda, pequeña construcción designada para proteger a la gente del mal tiempo, corral para animales domésticos (cabras, ovejas, cochinos, etc.) o pila o nicho de piedras levantadas para celebrar un evento adjunto a un santo.
Acerca de todas las particularidades entre el precitado término de El Tagoro y su posible paralelo bereber agrur y tagrurt nos remitimos, finalmente, a lo desglosado en la siguiente entrada [100] Topónimos a confrontar.
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