La Hoya de los Corrales
[090] La Hoya de los Corrales (topónimo en uso).
Nombre de lugar que se halla localizado al poniente del núcleo demográfico denominado Barranco Hondo [X: 366675 / Y: 3141231 / Z: 344 ].
La tradición asume un criterio único en su nominación: La Hoya de los Corrales. A grandes trazos, el término identifica una suave depresión del relieve compuesta, actualmente, por una sucesión de bancales levemente escalonados, levantados mediante la acumulación de tierras, previo despedregamiento del entorno y construcción de paredes de piedra seca como método de contención de las mismas. Estas mencionadas huertas fueron destinadas antaño, preferentemente, a las labores de pan sembrar, específicamente, al cultivo de la cebada del país y del trigo morisco.
Siguiendo a la tradición oral, el origen del término La Hoya de los Corrales deviene de un conjunto de recintos cerrados, dispersos entre sí, cuya principal función fue la de guardar el abundante ganado caprino que pastaba en el entorno inmediato. Estas construcciones se localizan al naciente de la precitada depresión de La Hoya de los Corrales, más concretamente, en los pasos y andenes escarpados, de difícil acceso, de los frontones que se extienden al oeste del pago de Barranco Hondo. Alejados de las denominadas tierras de pan sembrar de la hoya, se configuran grosso modo a partir del acondicionamiento de numerosas oquedades, previa consolidación de los suelos, a los que se les ha añadido cercados de piedra seca salientes, a modo de cierre, y tapumes o tajumes como techumbre improvisada.
Particularmente, el uso de estos recintos destinados al cuidado del ganado caprino estuvo en manos de algunos moradores de Barranco Hondo. Sin embargo la tradición asegura que con mayor asiduidad fueron utilizados por los criadores de ganado menor antaño conocidos como pasacoleros, gentilicio este último que hacía relación a los antiguos habitantes del pago de Pazacola o Pasacola, pequeño núcleo demográfico, actualmente deshabitado, localizado entre Igueste de Candelaria y Barranco Hondo, al este y oeste respectivamente de estos núcleos.
Algunos rastros documentales nos permiten atestiguar la designación del topónimo en numerosos registros como Hoya Corrales (AT-1935) para el pasado siglo veinte. Con más detalle aún se recogen diversas entradas relacionadas con la centuria del diecinueve. Así conocemos, por ejemplo, a algunos candelarieros que por aval, compra o restitución contaron entre sus bienes parcelas en esta precitada zona. Para la primera mitad y mediados del siglo contamos con los siguientes testimonios en las personas de doña María Ramos, viuda de don José Núñez del Castillo, don Antonio Rodríguez del Castillo y don Domingo García, todos vecinos de la jurisdicción de Candelaria:
«un pedazo de tierra situado donde llaman la Hoya de los Corrales» (JQ-1845)
«En el pago de Barranco hondo donde llaman la hoya de los corrales» (MC-1849)
«donde dicen la hoya de los Corrales (MC-1851)»
Nombre de lugar que se halla localizado al poniente del núcleo demográfico denominado Barranco Hondo [X: 366675 / Y: 3141231 / Z: 344 ].
La tradición asume un criterio único en su nominación: La Hoya de los Corrales. A grandes trazos, el término identifica una suave depresión del relieve compuesta, actualmente, por una sucesión de bancales levemente escalonados, levantados mediante la acumulación de tierras, previo despedregamiento del entorno y construcción de paredes de piedra seca como método de contención de las mismas. Estas mencionadas huertas fueron destinadas antaño, preferentemente, a las labores de pan sembrar, específicamente, al cultivo de la cebada del país y del trigo morisco.
Siguiendo a la tradición oral, el origen del término La Hoya de los Corrales deviene de un conjunto de recintos cerrados, dispersos entre sí, cuya principal función fue la de guardar el abundante ganado caprino que pastaba en el entorno inmediato. Estas construcciones se localizan al naciente de la precitada depresión de La Hoya de los Corrales, más concretamente, en los pasos y andenes escarpados, de difícil acceso, de los frontones que se extienden al oeste del pago de Barranco Hondo. Alejados de las denominadas tierras de pan sembrar de la hoya, se configuran grosso modo a partir del acondicionamiento de numerosas oquedades, previa consolidación de los suelos, a los que se les ha añadido cercados de piedra seca salientes, a modo de cierre, y tapumes o tajumes como techumbre improvisada.
Particularmente, el uso de estos recintos destinados al cuidado del ganado caprino estuvo en manos de algunos moradores de Barranco Hondo. Sin embargo la tradición asegura que con mayor asiduidad fueron utilizados por los criadores de ganado menor antaño conocidos como pasacoleros, gentilicio este último que hacía relación a los antiguos habitantes del pago de Pazacola o Pasacola, pequeño núcleo demográfico, actualmente deshabitado, localizado entre Igueste de Candelaria y Barranco Hondo, al este y oeste respectivamente de estos núcleos.
Algunos rastros documentales nos permiten atestiguar la designación del topónimo en numerosos registros como Hoya Corrales (AT-1935) para el pasado siglo veinte. Con más detalle aún se recogen diversas entradas relacionadas con la centuria del diecinueve. Así conocemos, por ejemplo, a algunos candelarieros que por aval, compra o restitución contaron entre sus bienes parcelas en esta precitada zona. Para la primera mitad y mediados del siglo contamos con los siguientes testimonios en las personas de doña María Ramos, viuda de don José Núñez del Castillo, don Antonio Rodríguez del Castillo y don Domingo García, todos vecinos de la jurisdicción de Candelaria:
«un pedazo de tierra situado donde llaman la Hoya de los Corrales» (JQ-1845)
«En el pago de Barranco hondo donde llaman la hoya de los corrales» (MC-1849)
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