Los Corrales de los Charcones
[030] Los Corrales de los Charcones (topónimo en vías de desuso).
Recintos de piedra seca que sirvieron antiguamente para albergar ganado ovino y caprino localizados en el entorno del tramo denominado Barranco de los Charcones. Se trataba de rediles que generalmente aprovechaban los salientes rocosos, cejos y cuevas del citado tramo de barranco, preferentemente los del lado septentrional, acondicionados a tales efectos y a los que se procedía a añadir como cierre muros de piedra seca con la intención de guardar ganado [X: 369020/ Y: 3142082/ Z: 32].
A pesar que en la actualidad muchos de estos recintos se hallan en avanzado estado de deterioro y descomposición, estos corrales se hallaban en activo hasta aproximadamente mediados del siglo pasado, ofreciendo cobijo a los numerosos rebaños de ganado ovino y caprino que descendían desde la cumbre hasta las zonas costeras, con la excepcionalidad que también fueron usados por cabreros de las comarcas chasneras en los años de seca en el sur de la isla.
Estos mencionados movimientos de ganado vertical se realizaban, por lo general, siguiendo unas tradicionales rutas trashumantes que comenzaba con el inicio de la etapa de las lluvias, esto es, a partir del mes de octubre, momento en que se procedía a movilizar a los numerosos rebaños hacia la Costa, aprovechando los depósitos de agua que solían conservarse antiguamente con el líquido elemento en la etapa estival en los denominados Charcones de Abajo y Charcones de Arriba, también Charcón de Abajo y Charcón de Arriba.
En el caso del ganado ovino, generalmente el más numeroso, el inicio de esta ruta trashumante de carácter vertical tenía como apertura un hito festivo de carácter popular: lavar las ovejas en la mar. Haciéndolo coincidir con la señaladas fechas de las fiestas de El Rosario, numerosos rebaños de ovejas descendían de las zonas montuosas de los Altos, al decir popular blanqueando los caminos, para concentrarse en los antemencionados Corrales de los Charcones. Una vez reunido el copioso ganado en los rediles, numerosos pastores y vecinos de los pueblos cercanos se concertaban para proceder a descender a los animales por el denominado Morro del Baladero* hacia una amplia mareta que se formaba en la desembocadura del denominado Barranco Hondo, junto a La Media Montaña. De acuerdo a la sabiduría popular, el baño de las ovejas se trataba de un evento heredado generacionalmente en cuyo fin se avenía tanto un objetivo higiénico, preventivo y desinfectante como simplemente tradicional. El mismo se realizaba de forma organizada en un marcado ambiente festivo en donde participaban pastores y vecinos de los pagos más próximos, momento en el cual se convidaban comidas y bebidas extendiéndose generalmente durante toda la jornada. Lavados los animales, estos se volvían a recoger a los predichos corrales al atardecer, dando paso a la entrada de la noche donde la fiesta acogía un carácter más gremial, quedando en manos exclusivamente de los pastores que, con un carácter de frenesí colectivo, solían alargar la jolgorio durante altas horas de la madrugada.
Este singular evento festivo de lavar las ovejas quedó consignado, al menos, para el tercer cuarto del siglo diecinueve, como así queda reflejado en el testimonio de una acusación de un parte de lesiones en el que intervinieron algunos pastores de El Lomo Pelado (La Esperanza) acaecido en las fiestas de El Rosario del año de 1874: «Que si estuvo en dicha fiesta y lucha [El Rosario] regresando del mar con otros que habían ido como el declarante a lavar unas ovejas» (P 1874). En lo que concierne al fondo histórico de estos itinerarios de trashumancia de ganado ovino, es interesante apuntar la alusión de un punto incluido que llaman El Corral de las Ovejas en las proximidades del área costera de Los Charcones para la centuria del seiscientos, propiedad antaño de una saga familiar de criadores de ganado de las medianías: «por la cabezada con el corral que dissen de las ovejas y por el pie la mar» (FM-1642).
Finalmente, además del uso de dichos corrales destinados para la estancia invernal del ganado ovino, cabe apuntar que en la festividad de San Juan se hacía uso de estos corrales y del citado enclave en general de Los Charcones para proceder a reunir el ganado caprino, tanto de las Medianías como de los Altos, con el fin de hacer lo propio con las cabras: descenderlas hacia la mareta donde se procedía a realizar el popular baño de las cabras.
En lo que respecta al término propiamente dicho de Los Charcones es pertinente señalar algunos asientos para el siglo diecinueve: Charcones (BOC 1885), Charcones (BOC 1878), Charcones (BOC 1883), Charcones (BOC 1884), Barranco de los Charcones (BOC 1866), Pocillo Charcones (BOC 1865); de igual modo que para el pasado siglo veinte: Charcones (AT 1930) [varios].
Recintos de piedra seca que sirvieron antiguamente para albergar ganado ovino y caprino localizados en el entorno del tramo denominado Barranco de los Charcones. Se trataba de rediles que generalmente aprovechaban los salientes rocosos, cejos y cuevas del citado tramo de barranco, preferentemente los del lado septentrional, acondicionados a tales efectos y a los que se procedía a añadir como cierre muros de piedra seca con la intención de guardar ganado [X: 369020/ Y: 3142082/ Z: 32].
A pesar que en la actualidad muchos de estos recintos se hallan en avanzado estado de deterioro y descomposición, estos corrales se hallaban en activo hasta aproximadamente mediados del siglo pasado, ofreciendo cobijo a los numerosos rebaños de ganado ovino y caprino que descendían desde la cumbre hasta las zonas costeras, con la excepcionalidad que también fueron usados por cabreros de las comarcas chasneras en los años de seca en el sur de la isla.
Estos mencionados movimientos de ganado vertical se realizaban, por lo general, siguiendo unas tradicionales rutas trashumantes que comenzaba con el inicio de la etapa de las lluvias, esto es, a partir del mes de octubre, momento en que se procedía a movilizar a los numerosos rebaños hacia la Costa, aprovechando los depósitos de agua que solían conservarse antiguamente con el líquido elemento en la etapa estival en los denominados Charcones de Abajo y Charcones de Arriba, también Charcón de Abajo y Charcón de Arriba.
Localización aproximada de Los Corrales de los Charcones
En el caso del ganado ovino, generalmente el más numeroso, el inicio de esta ruta trashumante de carácter vertical tenía como apertura un hito festivo de carácter popular: lavar las ovejas en la mar. Haciéndolo coincidir con la señaladas fechas de las fiestas de El Rosario, numerosos rebaños de ovejas descendían de las zonas montuosas de los Altos, al decir popular blanqueando los caminos, para concentrarse en los antemencionados Corrales de los Charcones. Una vez reunido el copioso ganado en los rediles, numerosos pastores y vecinos de los pueblos cercanos se concertaban para proceder a descender a los animales por el denominado Morro del Baladero* hacia una amplia mareta que se formaba en la desembocadura del denominado Barranco Hondo, junto a La Media Montaña. De acuerdo a la sabiduría popular, el baño de las ovejas se trataba de un evento heredado generacionalmente en cuyo fin se avenía tanto un objetivo higiénico, preventivo y desinfectante como simplemente tradicional. El mismo se realizaba de forma organizada en un marcado ambiente festivo en donde participaban pastores y vecinos de los pagos más próximos, momento en el cual se convidaban comidas y bebidas extendiéndose generalmente durante toda la jornada. Lavados los animales, estos se volvían a recoger a los predichos corrales al atardecer, dando paso a la entrada de la noche donde la fiesta acogía un carácter más gremial, quedando en manos exclusivamente de los pastores que, con un carácter de frenesí colectivo, solían alargar la jolgorio durante altas horas de la madrugada.
Uno de los depósitos perenne de agua del Barranco de los Charcones
Este singular evento festivo de lavar las ovejas quedó consignado, al menos, para el tercer cuarto del siglo diecinueve, como así queda reflejado en el testimonio de una acusación de un parte de lesiones en el que intervinieron algunos pastores de El Lomo Pelado (La Esperanza) acaecido en las fiestas de El Rosario del año de 1874: «Que si estuvo en dicha fiesta y lucha [El Rosario] regresando del mar con otros que habían ido como el declarante a lavar unas ovejas» (P 1874). En lo que concierne al fondo histórico de estos itinerarios de trashumancia de ganado ovino, es interesante apuntar la alusión de un punto incluido que llaman El Corral de las Ovejas en las proximidades del área costera de Los Charcones para la centuria del seiscientos, propiedad antaño de una saga familiar de criadores de ganado de las medianías: «por la cabezada con el corral que dissen de las ovejas y por el pie la mar» (FM-1642).
Finalmente, además del uso de dichos corrales destinados para la estancia invernal del ganado ovino, cabe apuntar que en la festividad de San Juan se hacía uso de estos corrales y del citado enclave en general de Los Charcones para proceder a reunir el ganado caprino, tanto de las Medianías como de los Altos, con el fin de hacer lo propio con las cabras: descenderlas hacia la mareta donde se procedía a realizar el popular baño de las cabras.
En lo que respecta al término propiamente dicho de Los Charcones es pertinente señalar algunos asientos para el siglo diecinueve: Charcones (BOC 1885), Charcones (BOC 1878), Charcones (BOC 1883), Charcones (BOC 1884), Barranco de los Charcones (BOC 1866), Pocillo Charcones (BOC 1865); de igual modo que para el pasado siglo veinte: Charcones (AT 1930) [varios].
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